Qué es la terapia visual?
Se considera que un proceso educacional, tiene como finalidad normalizar, aprender y automatizar una serie de habilidades visuales creando nuevas conexiones neurológicas. Estas terapias visuales se realizan a partir de un Optometrista Comportamental que evalúa y trata el problema visual relacionándolo con el resto de los sentidos.
Enseñamos al hecho que el paciente aprenda a utilizar correctamente su sistema visual y que de este modo pueda percibir, procesar, comprender e integrar mejor toda la información visual.
A quien puede beneficiar la terapia visual?
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La terapia visual no solo es un remedio muy útil para los adultos; también lo es para los pequeños. Como ya sabemos, a partir de los seis años los niños inician una etapa de cambio realmente relevante en muchos sentidos, y, lógicamente, tienen que estar preparados para afrontar todo el proceso de aprendizaje que los espera. Una condición importantísima en este proceso es que el sistema visual sea capaz de responder con eficacia y de procesar bien la información. Recordamos que más de un 80% de la información que nos llega del exterior la captamos el sentido de la visión. Para lo cual hay un buen examen visual completo del niño poco tiempo antes de que este escolarice (o incluso antes si algún síntoma o signo sospechoso se manifestara).
Qué signos pueden indicar la necesidad de terapia visual en los niños?
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– Dificultad para ver objetos a distancia
– Cerrar o se cubre un ojo
– Sobre el suyo hacia el papel cuando lee o escribe
– Evita o le disgustan la lectura y las tareas de cerca
– parpadeo frecuente
– Prefiere que le lean
– Vuelve el jefe al leer o escribir
– Mueve el jefe cuando lee
– Confunde o invierte letras o palabras
– Confunde derecha e izquierda
– Salta, relee u omite palabras
– Lee lentamente o con errores frecuentes
– Usa su dedo como un indicador
– Se cansa fácilmente
– Dificultado para copiar de la pizarra
Qué parámetros se tienen que estudiar para indicar el tratamiento con terapia visual?
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Los aspectos a observar durante la exploración visual son muchos, de los cuales podemos gritar, por ejemplo:
– Agudeza visual. Ante la existencia de ambliopía (ojo vago) es de primera importancia trabajar a fondo y pronto sea posible, puesto que en edades tempranas hay más posibilidades de mejora.
– Movilidad ocular, calidad de la fijación y precisión en los movimientos de los ojos. Son elementos muy influyentes en la lectura y la escritura, y, además, fácilmente tratables con terapia visual.
– Enfoque: calidad, cantidad y habilidades. Su déficit comporta auténticos problemas de fatiga visual y poca resistencia ante demandas visuales exigentes. Su evolución también puede ser muy buena gracias a los ejercicios de terapia visual, consistentes a ampliar los márgenes de enfoque con lentes de varias dioptrías.
– Habilidades binoculares: fusión, alineamiento binocular y todas las funciones visuales que se derivan. Las alteraciones dentro de esta cuestión pueden tener diferentes orígenes.
– Otros: evaluación visuo-perceptiva (incluye las relaciones espaciales, lateralidad, etc.), o las macetas utilizadas para detectar posibles dislexias o problemas de lectura de origen no visual.
En definitiva, la alteración de cualquier de estos aspectos suele comportar la pérdida de concentración, atención y motivación por parte del niño para hacer el que se le pide. Este es un motivo real por el cual muchos pequeños y jóvenes estudiantes no pueden cumplir con las exigencias del momento y ser la causa de retraso o fracaso escolar.