¿Qué es la degeneración macular asociada en la edad (DMAE)?

Es una enfermedad que afecta la mácula o la parte central de la retina, que es la que nos permite ver los detalles más finos. Altera, por lo tanto, la capacidad para conducir, reconocer la cara de las personas y ver de cerca o leer. Esta enfermedad representa la causa más frecuente de pérdida de visión a partir de los 50 años en el mundo occidental

De esta enfermedad hay dos formas clínicas:

La DMAE seca, que es la más frecuente y representa el 80 % de los casos. La DMAE seca es cuando partes de la mácula se adelgazan con la edad y crecen pequeños grupos de proteínas llamadas drusas. Despacio se va perdiendo la visión central, sin que, hasta ahora, tengamos ningún tratamiento efectivo para evitarlo.

La forma exudativa o DMAE húmeda, menos frecuente, pero que es la que más rápidamente ocasiona la pérdida de visión. La DMAE húmeda es cuando crecen vasos sanguíneos nuevos y anormales bajo la retina. Estos vasos pueden filtrar sangre u otros líquidos, provocando cicatrices de la mácula.

¿De qué manera puede afectar la visión?

Los síntomas más característicos son: visión borrosa, aparición de manchas en el centro del campo visual, distorsión de las imágenes, ondulación de las líneas rectas y dificultad progresiva para leer.
La visión periférica, en general, no se ve afectada, por lo tanto, no aparece una ceguera total.
No obstante, la pérdida de visión central puede ser muy severa y de instauración rápida en la forma húmeda de la enfermedad.

¿Cuáles son los factores de riesgo para tener DMAE?

Factores no controlables:

Edad: tener más de 50 años
Factores genéticos. Es más probable que se desarrolle si se tienen antecedentes
familiares de la enfermedad.
Factor racial: es más frecuente a Individuos de raza blanca

Factores controlables:

Personas fumadoras
Dieta rica en grasas saturadas (que se encuentra en alimentos como la carne, la mantequilla y el queso)
Obesidad
Hipertensión arterial
Tener enfermedades del coro es otro factor de riesgo para la *DMAE, así como tener niveles altos de colesterol.

¿Cómo se diagnostica la DMAE ?

Principalmente, el diagnóstico es clínico mediante la exploración minuciosa del fondo de ojo por parte del médico oftalmólogo. Para examinarlo bien suele ser necesario dilatar previamente la pupila con unas gotas dilatadoras y usar unas lentes especiales de exploración para mirar la mácula o parte central de la retina.
También es de utilidad mirar la parrilla de Amsler. Esta cuadrícula ayuda a notar cualquier punto borroso, distorsionado o en blanco en el campo de visión.
La tomografía de coherencia óptica (OCT) es otra manera de mirar de cerca la retina.
Una máquina escanea la retina y proporciona imágenes muy detalladas de la retina y la mácula.

Otra prueba complementaria es la angiografía con fluoresceína en la cual se inyecta un colorante amarillo denominado fluoresceína en una vena, generalmente en el brazo. Después, con una cámara especial se hacen fotos de la retina mientras el colorante viaja por sus vasos sanguíneos. Esta técnica nos permite ver si están creciendo nuevos vasos sanguíneos anormales bajo la retina.

La angiografía de tomografía de coherencia óptica (OCT-A) es otra manera de mirar de cerca los vasos sanguíneos dentro y debajo de la retina. La gran ventaja respecto de la angiografía con fluoresceína es que no hay que inyectar ninguna sustancia a la vena.

¿Cómo se puede tratar esta enfermedad?

Actualmente, no hay ningún tratamiento por la DMAE seca. Sin embargo, algunas personas con muchas drusas o pérdida de visión grave pueden beneficiarse, supervisados por su médico oftalmólogo, de tomar una determinada combinación de suplementos nutricionales (luteína y zeaxantina) vitaminas (vitamina C y E) y minerales (zinc y cobre) que pueden ayudar a frenar la enfermedad.

Para el tratamiento de la forma húmeda hay varias opciones. Hasta hace unos años, el tratamiento más utilizado ha sido la fotocoagulación con láser térmico, que todavía es muy útil en casos seleccionados.

La terapia fotodinámica (TFD), técnica que combina la acción de un medicamento que se inyecta por vía endovenosa y el efecto de un láser no térmico, también se ha usado para frenar la evolución de la enfermedad en muchos casos. Actualmente, como pasa con la fotocoagulación, la terapia fotodinámica, ha quedado restringida a casos en los cuales no es aconsejable o no hay respuesta a la terapia antiVEGF.

En la actualidad, el estándar de tratamiento para la DMAE húmeda son los fármacos antiangiogénicos (anti-VEGF) administrados por vía intravítrea. Los adelantos en la comprensión de lo angiogénesis (mecanismo de formación de los nuevos vasos sanguíneos que aparecen en esta enfermedad) han facilitado el desarrollo de fármacos dirigidos específicamente contra los factores causantes de la misma (fármacos anti-VEGF). El tratamiento con la administración intraocular de estos nuevos medicamentos antiangiogénicos nos ayuda a reducir el número de vasos sanguíneos anormales a la retina. También frena cualquier escape de los vasos sanguíneos. Esto nos permite actualmente parar la evolución de la enfermedad a la mayoría de los pacientes.

En España hay 3 medicamentos autorizados para esta indicación: ranibizumab y aflibercept y, recientemente, brolucizumab. Una cuarta opción es bevacizumab, aunque no tiene la indicación autorizada.