Enfermedades oculares
Errores refractivos
Para una correcta visión, la luz procedente de cualquier objeto debe enfocar en la parte posterior de la retina, que es la capa más interna del ojo. Para ello el ojo actúa funcionando de forma parecida a como lo hace una cámara fotográfica. De esta forma, la pupila o agujero central del iris actuaría como el diafragma de la cámara, permitiendo que la luz llegara a la retina, que actuaría como la película sensible a la luz; los elementos encargados del correcto enfoque de las imágenes en la retina serían: una lente de potencia fija, la córnea, y otra de potencia variable, el cristalino, que equivaldrían a las lentes u objetivo de una cámara fotográfica.
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Cuando los rayos de luz no pueden ser enfocados correctamente en la retina, estamos delante de un problema o error refractivo.
Los errores refractivos pueden ser de tres tipos: miopía, hipermetropía y astigmatismo.
HIPERMETROPIA
La hipermetropía es el defecto refractivo más frecuente en los niños. Este defecto ocurre porque los rayos de luz enfocan detrás de la retina debido a que el ojo es demasiado corto o a que tiene poco poder de enfoque.
En los niños es normal cierto grado de hipermetropía que no requiere corrección, ya que les es posible compensarla de forma natural con la acomodación (capacidad de cambiar la forma del cristalino, la lente natural del ojo, mediante la contracción del músculo ciliar).
La evolución de la hipermetropía suele ser, inicialmente, hacia un discreto aumento y posteriormente, en la época de mayor crecimiento corporal, hacia la disminución.
Cuando el defecto es importante va a producir problemas de visión borrosa o dolores de cabeza relacionados con el esfuerzo visual y, ocasionalmente, un tipo especial de estrabismo (estrabismo acomodativo); entonces será necesaria la corrección óptica con gafas. Más adelante, a la edad apropiada, también puede ser corregida mediante lentes de contacto o alguna técnica de cirugía refractiva como LASIK o ICL.
MIOPIA
La miopía aparece cuando los rayos de luz enfocan delante de la retina. Esto puede ser debido a que el ojo sea demasiado largo o bien a que tenga una excesiva capacidad de enfoque, generalmente motivado por una excesiva curvatura de la córnea. Este defecto puede aparecer a cualquier edad, aunque lo más frecuente es que lo haga en la época de mayor crecimiento corporal. También, aunque más raro, puede estar presente desde el nacimiento y, al igual que los otros defectos refractivos, tiene un componente hereditario importante. Un grupo de niños con especial riesgo de presentar miopía son los niños prematuros.
La evolución de la miopía suele ser hacia la progresión y lo más habitual es que se estabilice hacia los 20 años de edad, aunque no son excepcionales los casos en que el aumento continúa a partir de esa edad o después de algún periodo de estabilización.
Este defecto puede corregirse con gafas o con lentes de contacto, dependiendo de lo responsable y cuidadoso que sea el niño. Más adelante, si el defecto ya se ha estabilizado, existe la alternativa de la corrección con técnicas de cirugía refractiva como LASIK o ICL.
ASTIGMATISMO
El astigmatismo se produce cuando la córnea, la parte transparente más anterior del ojo, tiene diferentes radios de curvatura. Como ejemplo ilustrativo serviría comparar una córnea normal con una pelota de futbol secciona por la mitad; en este caso la curvatura sería la misma en todos los ejes. Para una córnea con astigmatismo cogeríamos el mismo ejemplo, pero realizando el corte por la zona más alargada de una pelota de rugby; en este caso tendríamos una curvatura mucho mayor en un eje que en otro.
A efectos prácticos, este defecto condiciona que el ojo tenga varios enfoques diferentes de los rayos de luz al mismo tiempo, lo que ocasionaría visión borrosa de lejos y de cerca.
Al contrario que la miopía y la hipermetropía, el astigmatismo es un defecto que no sufre apenas cambios desde la infancia, a menos que se relacione con alguna enfermedad o defecto de la córnea; también puede aparecer o modificarse a causa de traumatismos o cirugía ocular.
Para su corrección también se utilizan gafas o lentes de contacto y, al igual que los otros defectos de refracción, puede corregirse quirúrgicamente en la edad adulta mediante cirugía refractiva con láser.
Ambliopía (ojo vago )
La ambliopía u «ojo vago» es una afección en la que la función visual de un ojo está subdesarrollada, mientras que la del otro ojo es normal. La ambliopía es un problema frecuente que afecta aproximadamente a un niño de cada cuarenta.
La visión se desarrolla durante los primeros dos años de vida y continúa más lentamente hasta alrededor de los 8 años.
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Dado que cada ojo envía una imagen ligeramente diferente al cerebro, los ojos y el cerebro tienen que aprender a trabajar juntos para que las imágenes de ambos ojos se procesen correctamente en una imagen nítida.
Si hay un problema con la visión en un ojo (por ejemplo: miopía, hipermetropía o astigmatismo importantes, catarata o defectos u opacidades en la córnea), se interrumpe este proceso de aprendizaje. El cerebro detiene el desarrollo de la visión normal en ese ojo y se concentra sólo en las imágenes procedentes del ojo no afectado.
No es raro que niños con ambliopía importante puedan no darse cuenta de estar utilizando un solo ojo y realicen sus actividades habituales de forma prácticamente normal.
Cuanto más temprano se detecta y se trata la ambliopía, mejor suele ser el resultado o pronóstico visual. El tratamiento durante la primera infancia (hasta alrededor de la edad de siete a nueve años) por lo general puede revertir la ambliopía. Después de esta edad, el tratamiento suele ser menos útil, pero puede mejorar la visión en algunos casos. Un niño con ambliopía que no recibe tratamiento puede tener una mala visión para el resto de su vida.
Los síntomas de la ambliopía
Aunque en muchas ocasiones no puede apreciarse ningún signo externo de alarma, hay unos signos que pueden indicar que el niño tiene ambliopía:
- Desviación de un ojo hacia adentro o hacia fuera, sobre todo si es siempre el mismo ojo.
- Sensación de que los ojos no parecen estar trabajando juntos.
- Sensación de que el niño no es capaz de juzgar la profundidad correctamente.
¿Cómo se trata la ambliopía?
El tratamiento precoz de la ambliopía es fundamental, y de no llevarse a cabo, el niño nunca podrá desarrollar una visión normal en el ojo afectado.
Es muy importante una buena corrección óptica con gafas si existe algún problema de refracción para conseguir que el ojo afectado trabaje en las mejores condiciones posibles en el momento de comenzar el tratamiento. La utilización de parches oculares y determinadas gotas para los ojos también son eficaces.
Parches oculares
La oclusión del ojo bueno con un parche ocular es la forma más común de tratar a los niños con ambliopía. Esta forma de tratamiento al principio puede no resultar muy agradable para el niño, ya que tiene que hacerse valer con el ojo de menos visión, pero es muy importante la insistencia en el tratamiento dado que el objetivo final que se busca es la obtención de una buena visión para la edad adulta.
Es necesario, por tanto, estimular su uso mediante actividades visualmente agradables para el niño (dibujos animados, videojuegos..)
La pauta y duración del tratamiento es muy variable. Algunos niños pueden usar el parche durante solo unas pocas semanas y lograr una mejoría permanente, mientras que otros pueden necesitar usar el parche por más tiempo, durante meses o incluso años.
Gotas oculares
Otra forma de tratamiento es la instilación de gotas oculares que producen visión borrosa en el ojo sano. Se persigue de esta forma el mismo objetivo que con el parche: forzar el trabajo del ojo ambliope para que pueda mejorar su visión.
Estrabismo
¿Qué es el estrabismo?
El estrabismo es la desviación anormal de uno o de ambos ojos en alguna de las posiciones de la mirada. Es un problema que afecta a alrededor del 4 % de los niños . El estrabismo se describe, generalmente, por la dirección de la desalineación , que puede ser hacia adentro ( esotropia ) , hacia afuera ( exotropia ), hacia arriba ( hipertropia ) o hacia abajo ( hipotropia ) . También es posible la presencia de una foria o estrabismo latente, con desviación ocular que se manifiesta solo cuando uno de los ojos está cubierto o en situaciones de debilidad por cansancio o enfermedad general.
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¿Qué problemas puede presentar?
El estrabismo ocasiona una visión binocular incorrecta con imposibilidad de fijar ambos ojos en el mismo punto del espacio, lo que impide la percepción correcta de la profundidad o visión en 3 dimensiones.
Además, si el estrabismo aparece en edades muy tempranas, causa ambliopía u ojo vago.
¿Cuáles son las causas del estrabismo?
La causa exacta del estrabismo Infantil hasta ahora no está totalmente aclarada, pero se sabe que el desequilibrio de los músculos que controlan los movimientos oculares y las alteraciones ópticas, como la hipermetropía, son sus principales desencadenantes.
No son raros los casos en los que existen antecedentes familiares. Es frecuente también el estrabismo congénito, que aparece en los primeros meses de vida, y en el que los ojos suelen estar desviados hacia adentro de forma notoria.
¿Qué problemas puede presentar?
El estrabismo ocasiona una visión binocular incorrecta con imposibilidad de fijar ambos ojos en el mismo punto del espacio, lo que impide la percepción correcta de la profundidad o visión en 3 dimensiones.
Además, si el estrabismo aparece en edades muy tempranas, causa ambliopía u ojo vago.
¿Cuales son las causas del estrabismo?
La causa exacta del estrabismo Infantil hasta ahora no está totalmente aclarada, pero se sabe que el desequilibrio de los músculos que controlan los movimientos oculares y las alteraciones ópticas, como la hipermetropía, son sus principales desencadenantes.
No son raros los casos en los que existen antecedentes familiares. Es frecuente también el estrabismo congénito, que aparece en los primeros meses de vida, y en el que los ojos suelen estar desviados hacia adentro de forma notoria.
¿Cómo se descubre el estrabismo?
Habitualmente la desviación ocular suele ser detectada por sus padres, familiares o su médico pediatra, y en otras ocasiones por el oftalmólogo en una consulta de rutina.
El estrabismo puede ser evidente desde el nacimiento. No obstante, en los primeros meses de vida muchos niños tienen tendencia a desviar ocasionalmente los ojos debido a que no tienen control total sobre los movimientos oculares hasta los 6 meses de vida. Esta condición de estrabismo transitorio es común y a medida que el niño madura neurológicamente va desapareciendo. Si la desviación es constante, aunque sea en los primeros meses, es aconsejable una valoración por el oftalmólogo. Transcurridos los 6 meses de vida, cualquier estrabismo debe ser también valorado por un especialista.
Otra condición habitual a esta edad es el llamado epicantus , que es un falso estrabismo en donde los ojos simulan estar desviados debido a una especial forma de los mismos y una base o puente de la nariz más ancho. Esto impide que gran parte de la zona blanca del ojo se vea, provocando un efecto parecido al estrabismo.
Los signos que con mayor frecuencia pueden observarse, y que suelen hacer sospechar a los padres o las personas que están en contacto con el niño que pueda existir un estrabismo, son:
La constatación de que uno o ambos ojos se desvían en determinados momentos.
La observación de la desviación al visualizar una fotografía del niño.
La tendencia del niño a inclinar siempre el cuello hacia un mismo lado (tortícolis).
Ante la sospecha de estrabismo, el oftalmólogo investigará la agudeza visual de cada ojo con el método apropiado a la edad del niño y evaluará los movimientos oculares. También examinará el fondo de ojo y la refracción ocular, para lo cual suele ser necesario utilizar gotas que dilatan las pupilas y neutralizan el sistema de acomodación del ojo. De este modo se determinará si hay alguna lesión orgánica o alguna alteración refractiva (miopía, hipermetropía, o astigmatismo).
Con los datos obtenidos en la exploración, el oftalmólogo estará en condiciones de hacer el diagnóstico y el tratamiento correspondiente.
¿Qué tratamiento tiene?
Hay estrabismos que se pueden solucionar exclusivamente con corrección óptica (gafas). Es el caso de los estrabismos acomodativos puros, en los que una excesiva acomodación del cristalino para corregir la hipermetropía hace que los ojos se desvíen hacia adentro. De esta manera, al relajar la acomodación con gafas, los ojos vuelven a su posición normal.
Existen otros estrabismos parcialmente acomodativos que mejoran con gafas, pero no se solucionan del todo, por lo que además de la corrección óptica, será necesaria la cirugía.
Los estrabismos no acomodativos suelen requerir directamente de tratamiento quirúrgico.
Antes de la cirugía se realiza un estudio minucioso de la posición y movimientos oculares que nos permitirá determinar los músculos del ojo sobre los que vamos a actuar, si vamos a operar en uno o ambos ojos, y cuánto hay que mover los músculos para lograr una buena posición de los ojos después de la cirugía. Para intentar conseguir las máximas posibilidades de éxito en la intervención es necesario repetir la medición de la desviación en diferentes días de visita en la consulta.
¿En qué consiste la intervención quirúrgica del estrabismo?
La cirugía del estrabismo es un procedimiento utilizado con frecuencia. Consiste en acortar, alargar o modificar la posición de los músculos para restablecer el paralelismo de los ojos. Es un procedimiento quirúrgico que en el adulto puede realizarse con anestesia local, pero que en el caso de los niños debe realizarse con anestesia general.
La intervención se realiza en los músculos que mueven el ojo a través de una pequeña incisión en la cubierta transparente del ojo (la conjuntiva). El músculo/s se vuelve/n a colocar en la posición correcta con pequeñas suturas, y la conjuntiva se cierra también con suturas reabsorbibles muy finas.
En general se hace de forma ambulatoria, no siendo necesario el ingreso en la clínica. Una vez completada la operación, el niño puede marchar a casa en unas pocas horas, debiendo seguir un tratamiento con unas gotas de antiinflamatorio y antibiótico durante 5-7 días, de acuerdo con las instrucciones del médico.
Las molestias postoperatorias suelen ser mínimas, limitándose a una sensación de cuerpo extraño en el ojo o alguna pequeña molestia en el movimiento de los ojos durante unos días. El proceso de curación es gradual, y tardará unas seis semanas para completarse.
La tasa de éxito de la cirugía de los músculos oculares es del 60-80 por ciento, siendo en ocasiones necesario realizar más de una intervención para conseguir un resultado satisfactorio.
Obstrucción de la vía lagrimal en el niño
La obstrucción del conducto lagrimal es un problema muy común en los recién nacidos y con frecuencia desaparece por sí sola en los primeros cinco o seis meses de vida.
La lágrima es imprescindible para la lubricación del ojo y para su correcto funcionamiento, además de un aporte de sustancias fundamentales de nutrición y protección frente a las infecciones de la superficie ocular.
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El sistema lagrimal en los ojos es como un sistema de conducción en el que hay una producción y una evacuación constante de la lágrima. Cada ojo tiene una glándula lagrimal que produce continuamente las lágrimas, incluso cuando no estamos llorando, y un conducto lagrimal (o tubo de desagüe) para drenar las lágrimas de los ojos hacia el interior de las fosas nasales. (Por eso nos moquea la nariz cuando lloramos.).
Algunos niños nacen con un bloqueo en la parte inferior del conducto lagrimal y el resultado es que la lágrima, al no poder salir por el cauce habitual hacia la nariz, se desborda directamente desde el ojo hacia fuera. Cuando examinamos a estos niños, vemos un borde delgado de agua en la zona inferior de los ojos, y las lágrimas corriendo por su mejilla, incluso cuando no están llorando. Además, debido al estancamiento de la lágrima en el saco lagrimal, aparecen con frecuencia infecciones recurrentes con secreción amarillenta o verdosa junto con la lágrima, que requieren tratamiento con gotas de antibiótico.
En caso de ser necesario. ¿Cuál es el tratamiento?
Si la obstrucción de la vía lagrimal en el niño no desaparece por sí sola, puede plantearse el tratamiento quirúrgico a partir de los siete u ocho meses de edad. De lo contrario, debido a las infecciones recurrentes, hay un riesgo de desarrollar cicatrices dentro de las vías o tubos de drenaje en sí. En este punto, se recomienda una intervención relativamente simple que consiste en el sondaje e irrigación del conducto lagrimal utilizando una fina sonda que se introduce por los puntos superiores de entrada de la vía lagrimal hasta vencer la obstrucción que existe más abajo.
Aunque se realiza de forma ambulatoria, esta intervención se lleva a cabo en el hospital, ya que necesita de una ligera anestesia.
Con este único procedimiento se soluciona definitivamente el problema en más del 90 por ciento de los casos, aunque ocasionalmente es posible que sea necesario repetirlo.
En el caso de que falle la recanalización de la vía, existe la alternativa de dejar colocado un pequeño tubo flexible en el conducto lacrimonasal (llamado tubo o sonda de Crawford). El procedimiento se realiza también bajo anestesia general y dura aproximadamente 30 minutos. Este tubo se deja colocado durante unos meses, lo que permite que el conducto permanezca abierto y el paso de lágrima siga abierto, una vez retirado, con una gran tasa de éxito. Después de la cirugía, los niños tienen poca o ninguna molestia y pueden reanudar sus actividades normales al cabo de 1 ó 2 días.
Catarata congénita
Llamamos catarata a la opacidad total o parcial del cristalino, que es la lente natural del ojo que se encuentra situada detrás del iris y que en condiciones normales es transparente y sirve para ayudar a enfocar los rayos de luz en la retina.
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El potencial efecto que esta alteración puede producir sobre la visión depende del bloqueo que produzca de la entrada de luz al ojo, impidiendo que esta llegue a la retina. Dependiendo del tamaño y localización de esta opacidad puede ser totalmente asintomática y no producir ninguna alteración visual o, por el contrario, producir una alteración severa de la visión. Esto puede dar lugar a la aparición de ambliopía u ojo vago al alterar el desarrollo de la capacidad visual del ojo afecto. Por este motivo es importante un tratamiento sin demora para prevenir una pérdida permanente de la visión.
La frecuencia de este problema en la edad pediátrica es baja, afectando aproximadamente a 1 de cada 3.000 niños.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LAS CATARATAS EN LOS NIÑOS?
La mayoría de las cataratas que aparecen en la edad pediátrica son idiopáticas, lo que quiere decir que son alteraciones aisladas, no asociadas a ninguna otra anomalía y que se desconoce la causa que las produce. Pueden ser genéticas o aparecer de forma espontánea.
Suelen producirse por una alteración en el desarrollo normal del cristalino durante algún periodo del embarazo. Cuando esta alteración va asociada con otras de diferentes órganos del cuerpo, suelen ser consecuencia de enfermedades de carácter genético o metabólico.
TIPOS DE CATARATA
Existen diferentes formas de catarata dependiendo de la zona del cristalino que afecta la opacidad. Si la zona afectada es la central, hablamos de catarata del núcleo o catarata nuclear; si afecta a la zona más periférica del cristalino o córtex se llama catarata cortical; si afecta a la zona entre ambas se llama catarata lamelar. Cuando la opacidad afecta a la parte central de la cápsula o envoltura del cristalino reciben el nombre de catarata polar, que pueden aparecer tanto en la parte anterior como en la posterior del cristalino. Cuando la zona afectada está justo por debajo de la cápsula se denomina catarata subcapsular.
Junto con la catarata no es raro que pueda asociarse otra placa de opacidad justo por detrás del cristalino y que corresponde a la persistencia de la vasculatura fetal que se extiende desde el nervio óptico hasta el cristalino en desarrollo y que, en condiciones normales, desaparece antes del nacimiento. Este tipo de cataratas normalmente van asociadas a un mal pronóstico visual.
Otro tipo de catarata que puede aparecer en la edad pediátrica es la causada por un traumatismo ocular. Estas cataratas pueden aparecer en un corto periodo tras el accidente o tardar en manifestarse meses o años tras el mismo.
¿CUÁNDO DEBE OPERARSE LA CATARATA EN EL NIÑO?
Algunos tipos de cataratas no suelen afectar a la visión y, por tanto, no necesitan intervención quirúrgica de entrada. Estos casos pueden ir controlándose periódicamente, asistiendo a la corrección de los posibles defectos asociados de refracción o ambliopía. Este sería el caso de opacidades pequeñas y alejadas del centro del cristalino. Tampoco las cataratas polares de localización anterior suelen asociarse a pérdida significativa de visión.
Cuando la catarata interfiere con la visión debe ser intervenida tan pronto como sea posible; un retraso en su tratamiento conlleva un alto riesgo de ambliopía por interferencia en el desarrollo de la visión a nivel cerebral para ese ojo, especialmente si la catarata está presente desde el nacimiento.
¿CÓMO SE OPERAN LAS CATARATAS EN LOS NIÑOS?
Básicamente, la técnica quirúrgica es similar a la que se realiza en el adulto, aunque con algunas peculiaridades. Consiste en practicar una pequeña incisión en la parte más periférica de la córnea a través de la cual se accede a la cápsula anterior del cristalino, donde se practica una abertura circular a través de la cual se procede a la aspiración del contenido del cristalino opacificado mediante la técnica de facoemulsificación que utiliza ultrasonidos. En los niños pequeños, a diferencia de los adultos, suele precisarse también abrir la parte posterior de la cápsula y extraer el vítreo anterior (vitrectomía anterior). En el lugar del cristalino extraído puede colocarse una lente intraocular dentro de la cápsula para que el ojo pueda enfocar los rayos de luz de nuevo en la retina.
Aunque esta es una intervención de poco riesgo en manos de un cirujano experimentado, como en toda intervención quirúrgica, pueden presentarse complicaciones como la infección, inflamación o hemorragia, así como complicaciones propias de esta intervención: glaucoma, aparición de nuevas opacidades en el vítreo, desprendimiento de la retina, desplazamiento o deformidad de la pupila o desplazamiento de la lente intraocular.
La intervención en niños se realiza siempre con anestesia general, con los riesgos propios de la misma.
RECUPERACIÓN VISUAL TRAS LA INTERVENCIÓN
Tras la intervención es muy importante asistir a la recuperación funcional del ojo. Es imprescindible que los rayos de luz enfoquen correctamente en la retina. Si el caso lo aconseja, esto se consigue en gran medida con la lente intraocular implantada durante la cirugía, quedando generalmente solo un pequeño defecto refractivo residual que puede corregirse con gafas. En los casos sin lente intraocular debe recurrirse al uso de lentes de contacto sobre la superficie ocular, que precisarán su cuidado y recambio regular. La corrección con gafas en el caso de niños que no llevan lente intraocular solo sería la medida aconsejable cuando la catarata ha sido removida de los 2 ojos, ya que los cristales con la graduación requerida son gruesos y producen una gran magnificación de la imagen, circunstancia que el cerebro no toleraría en caso de tener que corregir sólo un ojo operado.
Glaucoma infantil
El glaucoma pediátrico es una enfermedad ocular de variada etiología, caracterizada por el aumento de la presión intraocular (PIO) y mal progresivo en diferentes estructuras intraoculares, incluyendo el nervio óptico. Es considerada como una de las principales causas de ceguera en los niños, después de la retinopatía del prematuro, tanto a nuestro país como nivel mundial.
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La enfermedad es de naturaleza compleja y se caracteriza por *PIO, aumento en la excavación del disco óptico y la pérdida progresiva del campo visual. La identificación temprana es fundamental para el tráfico- menciono antes de que ocurra mal irreversible de la córnea, la retina y el nervio óptico. El glaucoma en la edad pediátrica se clasifica, según la etapa de vida, en: 1) glaucoma congénito, existe al nacimiento, incluso antes; 2) glaucoma infantil, desde los 3 años de edad, y 3) glaucoma juvenil, ocurre de los 3 años en la adolescencia.
Retinopatía de la
prematuridad
¿Qué es y porqué se produce la retinopatía del prematuro?
La retina es la capa más interna del ojo y es la que se encarga de recibir la luz y enviar la información que recibe al cerebro para que pueda tener lugar el proceso de la visión.
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El proceso normal de vascularización o crecimiento de los vasos sanguíneos de la retina o capa interna del ojo no se completa hasta el final de la gestación. Cuando esta se ve interrumpida antes de tiempo, este proceso puede verse alterado y, como resultado, puede llegar a producirse la denominada retinopatía de la prematuridad, una enfermedad en la que hay un crecimiento anómalo de los vasos sanguíneos de la retina con consecuencias potencialmente muy graves para la visión de estos niños. Los niños prematuros con más riesgo de retinopatía son los nacidos antes de las 31 semanas de gestación y con un peso al nacer inferior a los 1250 gramos.
¿Qué problemas visuales puede ocasionar la retinopatía del prematuro?
Afortunadamente en la mayoría de los casos la retinopatía es leve y regresa sin consecuencias. En cambio, cuando se trata de casos severos, puede llegar a producir un desprendimiento de la retina y causar la ceguera a corto plazo. Este desprendimiento en sus etapas más avanzadas tiene la apariencia de una membrana blanquecina detrás del cristalino, lo que dio origen al nombre inicial de «fibroplasia retrolental» para esta enfermedad.
Los ojos que no llegan a tener esta complicación tan seria, con el tiempo son más susceptibles de presentar otros problemas visuales como ambliopía, estrabismo y problemas de refracción.
También hay una mayor incidencia de desgarros o roturas en la retina, de desprendimiento de la retina y de glaucoma de ángulo cerrado, así como una aparición más temprana de cataratas en pacientes adultos que han tenido retinopatía de la prematuridad en el periodo neonatal.
¿Con qué frecuencia ocurre esta enfermedad?
La frecuencia y severidad de esta enfermedad ha ido cambiando en relación con la evolución de la capacidad de las unidades neonatales de mejorar la supervivencia y de su preparación para el control del estado funcional y metabólico de estos niños. Por este motivo, su incidencia es muy variable dependiendo del país donde se lleven a cabo las estadísticas. En nuestro medio esta enfermedad es la causa más frecuente de ceguera en edad infantil, aunque no conocemos con exactitud su prevalencia. Estudios aislados nos orientan a que afecta a aproximadamente al 30% de los prematuros en riesgo y alcanza la severidad suficiente como para precisar tratamiento en aproximadamente el 6% de ellos.
¿Cuáles son los factores de riesgo para que aparezca esta enfermedad en el niño prematuro?
En el momento del nacimiento, independientemente de la edad gestacional, los niños no tienen la enfermedad en sus retinas, sino que es necesario algún cambio biológico posterior que haga que se desencadene la retinopatía del prematuro.
Aunque inicialmente el efecto causal fue atribuido al oxígeno, hoy se sabe que cuando este es administrado de forma controlada, como se hace en la actualidad, no sería el responsable de esta enfermedad.
Los principales factores de riesgo para esta enfermedad son el bajo peso al nacer y la edad gestacional. Otros factores implicados son el mal control en la administración de oxígeno por las dificultades en la respiración como consecuencia de complicaciones pulmonares, la anemia, las necesidades de transfusión de sangre, y otros factores en estudio como los niveles de hormona del crecimiento. En general, la hemorragia dentro de los ventrículos cerebrales y las complicaciones respiratorias son las asociaciones que se describen con mayor frecuencia en los estudios.
¿Cómo se diagnostica la retinopatía del prematuro?
El diagnóstico fundamentalmente se basa en el estudio del fondo de ojo por parte del oftalmólogo experimentado en la exploración de estos niños, previa dilatación de las pupilas con unas gotas. Deben examinarse los prematuros con riesgo de presentar la enfermedad, principalmente los que han nacido con un peso inferior a 1500 gramos y con menos de 31 semanas de gestación.
Inicialmente, en el fondo de ojo solo se observa una línea de separación entre la retina vascularizada normal y la retina que no tiene vasos sanguíneos. Esto correspondería al primer estadio de la enfermedad. Si la retinopatía progresa, esta línea se va engrosando en anchura y altura (sería el estadio 2). A medida que avanza la gravedad se añade el crecimiento de neovasos, o vasos sanguíneos anormalmente frágiles y numerosos a partir de esta línea, y se cataloga como estadio 3. Simultánea o posteriormente los vasos normales de la retina pueden dilatarse y hacerse tortuosos, siendo otro signo de gravedad añadido (esto es conocido como enfermedad plus). Para todas estas alteraciones, de cara a valorar la necesidad de tratamiento y el pronóstico, es importante conocer en que parte del fondo de ojo se localiza la lesión (zona) y la severidad de la enfermedad (el estadio).
¿Cuándo debe realizarse es estudio ocular de los niños prematuros con riesgo de retinopatía?
El primer examen de fondo de ojo debe llevarse a cabo entre la cuarta y la sexta semana de vida o entre la 31 y la 34 semana postmenstrual (edad según la fecha de la última regla). Como los niños más inmaduros desarrollan la retinopatía antes que los niños más maduros, no debe hacerse el primer control más tarde de la sexta o séptima semana de vida.
¿Cuándo debe realizarse el tratamiento de la retinopatía del prematuro?
Es necesario tratar a estos niños cuando la retinopatía alcanza cierta gravedad, ya que, de lo contrario, el riesgo de progresión hacia el desprendimiento de la retina con pérdida de visión permanente es alto.
El tratamiento se suele realizar mediante fotocoagulación con láser de la zona periférica de retina que no tiene vasos sanguíneos. Con esto se consigue la desaparición de los neovasos o vasos sanguíneos anómalos. El láser se enfoca en esta zona de la retina mediante un oftalmoscopio, que es una especie de microscopio que el oftalmólogo fija en su cabeza y que, al mismo tiempo, permite observar el fondo de ojo para localizar la zona a tratar.
Recientemente, se está recurriendo también al uso de medicamentos con capacidad antiangiogénica como alternativa o complemento al tratamiento con láser. Estos fármacos, que inhiben la proliferación de vasos sanguíneos, se introducen directamente en el ojo mediante inyección.
No obstante, a pesar de un correcto tratamiento, la enfermedad puede progresar en algunos ojos y conducir a la aparición de un desprendimiento de retina. En estos casos hay que recurrir a la cirugía para practicar una vitrectomía, técnica con la que se reaplica la retina desde el interior del ojo, y/o cirugía escleral con colocación de una banda de silicona alrededor del ojo. En cualquier caso, los ojos con desprendimiento de retina asociado a la retinopatía de la prematuridad suelen tener un mal pronóstico visual.
Seguimiento tras el alta hospitalaria
Es muy importante realizar un seguimiento durante este primer periodo de la vida tras el alta hospitalaria, ya que el problema ocular puede no estar del todo resuelto. Además, estos niños necesitan un seguimiento oftalmológico a largo plazo, ya que tienen más riesgo de presentar otras alteraciones oculares a pesar de haber respondido correctamente al tratamiento; es más frecuente la aparición de ambliopia u ojo vago, el estrabismo o desviación ocular y los defectos de refracción. En concreto, los defectos de refracción (hipermetropía, miopía, astigmatismo y anisometropía) a los 10 años son 4 veces más frecuentes en prematuros que en niños a término.
Retinoblastoma
El retinoblastoma es el cáncer ocular más frecuente en el niño. Su incidencia ha ido aumentando en los últimos años y actualmente afecta aproximadamente a uno de cada 15.000 recién nacidos.
El origen de este tumor está en la retina, que es la capa de células sensibles a la luz que recubre la parte posterior del ojo y que convierte los rayos de luz en impulsos eléctricos.
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Estos impulsos son enviados a través del nervio óptico al cerebro, donde son reconocidos como imágenes.
El retinoblastoma puede aparecer en uno o en ambos ojos. Afecta por lo general a niños pequeños, aunque raramente puede afectar también al adulto. La edad media del diagnóstico del retinoblastoma es a los 18 meses (algo antes si existe historia familiar), y el 90 por ciento de los casos se diagnostica en niños menores de 5 años.
Las células de este tumor, generalmente, se propagan por el ojo y las estructuras cercanas, y pueden extenderse a otras partes del cuerpo (metástasis), incluyendo el cerebro y la columna vertebral.
Aunque es una enfermedad grave, con el diagnóstico temprano y los avances en los métodos de tratamiento actuales, el pronóstico de supervivencia y las posibilidades de conservación visual han mejorado mucho en los últimos años.
Clasificación
A pesar de que hay varios sistemas de clasificar la extensión del tumor, de cara a establecer la estrategia de tratamiento el retinoblastoma se puede dividir en intraocular y extraocular.
El retinoblastoma intraocular se concentra en el ojo y puede estar limitado a la retina o se puede diseminar e involucrar otras estructuras oculares como la coroides, el cuerpo ciliar, la cabeza del nervio óptico o la cámara anterior del ojo.
El retinoblastoma extraocular (metastásico) se extiende fuera del ojo. Puede estar limitado a los tejidos que rodean al ojo (retinoblastoma orbitario), o puede diseminarse al sistema nervioso central, la médula ósea o los ganglios linfáticos.
Causas del retinoblastoma
El retinoblastoma se produce por una mutación genética en las células nerviosas de la retina, que ocasiona que estas crezcan y se multipliquen formando un tumor. En un 5 % de los casos hay historia familiar de retinoblastoma. En la gran mayoría de casos restante (95 %) no hay antecedentes en la familia.
Se produce por una mutación en un gen supresor llamado RB1 localizado en el cromosoma 13. En condiciones normales, este es un gen que impide que se desarrolle el tumor. El gen RBI se transmite de forma autosómica dominante, lo que significa que puede afectar por igual a ambos sexos y que las posibilidades de transmisión cuando uno de los padres presenta el gen son del 50% para cada embarazo. Para que se desencadene el crecimiento incontrolado celular y se desarrolle el cáncer es necesario que ocurran dos mutaciones o cambios en el gen.
En el caso del retinoblastoma hereditario (40 % de los casos), la primera mutación proviene de uno de los padres, mientras que la segunda ocurre durante el desarrollo de la retina. En el caso de que el niño herede el gen, existen aproximadamente un 90 % de posibilidades de que ocurra la segunda mutación y desarrolle el retinoblastoma. Esto significa que no todos los niños que reciben la mutación desarrollan el tumor, aunque si pueden transmitir el gen a sus hijos, que lo pueden manifestar.
En caso de que el retinoblastoma sea de aparición esporádica (60 % de los casos), ambas mutaciones ocurren durante el desarrollo de la retina.
No se sabe exactamente cuál es la causa de estas mutaciones genéticas que conducen a la aparición del retinoblastoma; sin embargo, es importante conocerlas, ya que los niños con retinoblastoma hereditario tienden a desarrollar el tumor a una edad más temprana, y por lo general afectando a ambos ojos. De hecho, todos los casos con afectación en ambos ojos pueden considerarse hereditarios.
Más recientemente se ha descubierto también la posibilidad de retinoblastomas inducidos por un oncogén, llamado MYCN RB. Este oncogén produce tumores más agresivos, de gran tamaño, en un solo ojo, que empiezan a formarse antes del nacimiento, son diagnosticados a una edad más temprana en los primeros meses de vida, y no tienen relación con historia familiar. Estos casos no tendrían el riesgo de transmitir el tumor a su descendencia ni de desarrollar otros tumores.
¿Cómo se manifiesta el retinoblastoma?
El signo más frecuente de presentación del retinoblastoma es la percepción de una pupila blanquecina (leucocoria) o reflejo en ojo de gato. Este signo suele manifestarse más fácilmente como un reflejo blanquecino en la pupila cuando se proyecta una luz sobre el ojo. Es frecuente observarlo en una fotografía realizada con flash.
Otros signos que pueden presentarse son la desviación ocular (estrabismo) debido a la pérdida de visión de un ojo, y cambios secundarios en el ojo por aparición de glaucoma, desprendimiento de la retina y enrojecimiento o inflamación ocular.
Otros síntomas menos frecuentes pueden ser la ptosis o caída del párpado, la diferencia en el tamaño de las pupilas (anisocoria), la diferencia en el color del iris (heterocromía), signos de protrusión ocular (sensación de que un ojo está más salido hacia fuera), cataratas o movimientos oculares anómalos (nistagmus).
Diagnóstico diferencial
El Retinoblastoma debe distinguirse de otros procesos que pueden causar parecida sintomatología, tales como las cataratas congénitas, hemorragias en el vítreo, retinopatía del prematuro, desprendimiento exudativo de la retina, y algunas inflamaciones e infecciones que pueden afectar al ojo.
Diagnóstico del Retinoblastoma
Lo más importante para el diagnóstico del retinoblastoma es una correcta exploración del fondo de ojo bajo dilatación pupilar. Una vez se tiene la sospecha diagnóstica, para ayudar al diagnóstico y tratamiento del retinoblastoma, además del oftalmólogo, se requiere de otros especialistas, como un oncólogo, un cirujano o un asesor en genética.
Entre las pruebas que pueden ayudar al diagnóstico están: la determinación genética de la mutación del gen del retinoblastoma, análisis de sangre, el TAC para detectar la presencia de calcio en la lesión que es característico de este tumor o la ecografía ocular, también útil en la detección de calcificaciones.
Dependiendo de la sospecha de extensión del tumor, también pueden ser necesarias otras exploraciones como el estudio de la médula ósea o del líquido cefalorraquídeo.
Tratamiento del Retinoblastoma
El tratamiento debe ir encaminado a conseguir el control completo del tumor para salvar la vida del paciente. El tratamiento, generalmente, es específico para cada paciente y depende, entre otros factores, de las características del tumor y de si el cáncer se ha diseminado a otras áreas. El oftalmólogo tendrá como objetivo preservar la visión siempre que sea posible.
Las diferentes opciones de tratamiento disponibles son:
Quimioterapia
La quimioterapia es un tratamiento que utiliza fármacos para destruir las células cancerosas que viajan por todo el cuerpo. La quimioterapia puede ayudar a reducir el tamaño del tumor (qumiorreducción) en los niños con retinoblastoma de modo que permita que otras formas de tratamiento más localizado, como la radioterapia, la crioterapia o la fotocoagulación con láser, pueda ser utilizado para tratar las células cancerígenas restantes. Este tipo de tratamiento (la quimiorreducción) es el avance reciente más importante en el tratamiento del retinoblastoma. La quimioterapia también puede usarse para tratar el cáncer que se ha extendido y diseminado fuera del ojo a otras partes del cuerpo. También ocasionalmente pueden usarse otros fármacos inmunomoduladores (ciclosporina) que aumentan la eficacia de la quimioterapia.
Otras modalidades de administración local de la medicación habitual y otras en estudio pueden ayudar a mejorar los resultados. La recidiva tumoral local no es rara durante los primeros años de tratamiento, y a menudo se puede tratar exitosamente con terapia de administración local.
La quimioterapia subtenoniana (sub conjuntival): consiste en la administración peri ocular de algún fármaco antitumoral (generalmente, carboplatino), lo que consigue concentraciones intraoculares altas del fármaco. Esta alternativa a menudo se usa como tratamiento ocular de último recurso en determinados casos, en particular cuando hay una carga tumoral intravítrea alta.
La infusión arterial oftálmica: consiste en la administración directa de la quimioterapia en el globo ocular a través de una cánula insertada en la arteria oftálmica.
Esta modalidad de tratamiento está en estudio en centros muy especializados en el tratamiento del retinoblastoma, pero los datos preliminares parecen indicar que con ella se obtiene una tasa satisfactoria de preservación ocular en pacientes con retinoblastoma intraocular unilateral.
Quimioterapia intravítrea o intraocular: También hay estudios piloto que indican que una inyección intravítrea directa de algún fármaco (melfalán) puede ser eficaz para controlar las diseminaciones vítreas activas del retinoblastoma.
Radioterapia
La radioterapia utiliza radiación de alta energía, para destruir las células cancerosas. La radioterapia se puede administrar de forma local, mediante la implantación, cerca del tumor, de un pequeño disco de material radiactivo por un corto plazo de tiempo. En el caso de retinoblastoma avanzado, la radioterapia se administra desde una fuente externa de radiación de alta potencia.
Este tratamiento en lactantes causa defectos en el crecimiento de los huesos de la órbita, produciendo una deformidad estética por la asimetría. La radioterapia también aumenta el riesgo de aparición posteriormente de tumores en niños con la forma hereditaria de retinoblastoma.
La radioterapia moderna utiliza métodos que intentan reducir los efectos adversos a largo plazo de este tratamiento. Esto incluye la radioterapia de intensidad modulada, la radioterapia estereotáctica y la radioterapia con haz de protones.
Terapia con láser (fotocoagulación con láser)
El láser se puede utilizar para destruir los vasos sanguíneos que alimentan el tumor, con el objetivo de matar las células cancerosas. Se aplica alrededor del tumor solo en caso de retinoblastomas pequeños y de localización posterior. También puede usarse para tratar casos de recurrencia de tumores tratados previamente con radioterapia.
Tratamiento con frío (crioterapia )
Para la crioterapia se utiliza una sustancia extremadamente fría (como el nitrógeno líquido) para congelar las células cancerosas. Mediante la repetición de este proceso de congelación y descongelación se consigue la eliminación de las células cancerosas.
Este tratamiento lo realiza el oftalmólogo bajo visualización directa del tumor y puede ser utilizado sólo en caso de tumores localizados en zonas anteriores de la retina, alejadas del nervio óptico y de la mácula. También puede ser empleada la crioterpia para el tratamiento de la recurrencia de un tumor que ha sido tratado previamente con otra forma de tratamiento como la radioterapia.
Tratamiento con calor (termoterapia)
Con la termoterapia, el calor extremo se administra directamente en la superficie del tumor mediante luz con longitud de onda infrarroja.
Cirugía
En ocasiones hay que recurrir a la cirugía para extirpar el globo ocular (enucleación) si no existe posibilidad de mantener una visión útil o si el tumor ha crecido demasiado como para poder ser tratado eficazmente por otros medios. Suele ser necesario en caso de que exista un desprendimiento total de la retina o en casos que haya una afectación total de la parte posterior del ojo o esparcimiento del tumor por la cavidad vítrea. En estos casos, la enucleación puede ayudar a evitar que el cáncer se propague a otras zonas del cuerpo.
Después de retirar el globo ocular, se coloca un implante ocular de un material especial (generalmente, hidroxiapatita, un derivado del coral) en la órbita del ojo al cual se sujetan los músculos de los ojos. Con el tiempo los músculos de los ojos mueven el implante ocular tal como lo hacían con el ojo natural.
Varias semanas después de la cirugía, se coloca una prótesis en forma de cascarilla a medida, que se sitúa detrás de los párpados y se sujeta en el implante ocular, pudiendo quedar con una apariencia estética muy parecida a la del ojo sano.
Los pacientes deben, no obstante, controlarse periódicamente para detectar posibles recidivas orbitarias de la enfermedad, principalmente durante los primeros 2 años después de la enucleación.
En casos de crecimiento local muy extremo del tumor puede ser necesaria la eliminación quirúrgica de todos los tejidos de la órbita (exanteración orbitaria).
La extracción de un ojo afecta la visión, aunque la mayoría de los niños que superan la enfermedad se adaptarán a la pérdida de un ojo con el tiempo y llevarán una vida prácticamente normal.
Pronóstico
Si el diagnóstico y el tratamiento no se demoran, el pronóstico en general es bueno en cuanto a la supervivencia, siendo esta superior al 85 % de los casos en los países desarrollados. Dicho resultado depende mucho de la afectación o no del nervio óptico. Si esto último ocurre, la supervivencia se sitúa en torno al 60 %.
El pronóstico respecto a la función visual dependerá del tamaño y de la localización de la tumoración. Algunos estudios reportan una visión del 50 % en uno de los ojos en la mitad de los casos de retinoblastoma bilateral.
Interconsultas (manejo general del retinoblastoma)
El retinoblastoma es un problema ocular grave y de frecuencia reducida que requiere de un equipo multidisciplinario con experiencia en su diagnóstico y tratamiento. Además del oftalmólogo pediátrico con experiencia en oncología ocular, requiere de la intervención de profesionales expertos en pediatría, oncología y hematología pediátrica, neurología, patología, radioterapia, así como enfermería especializada, psicólogo y asistente social. Requiere además de exploraciones y controles frecuentes bajo anestesia general.
Los pacientes que presentan este tipo de tumor tienen también más riesgo de presentar otros tipos de cáncer a lo largo de su vida, especialmente osteosarcoma, melanoma, leucemia y linfoma y tumores cerebrales.
Por todo ello, es una patología que sólo puede ser tratada en centros hospitalarios de tercer nivel, dotados con la infraestructura y experiencia necesarias para ello. Una vez completado el tratamiento, estos niños necesitan un seguimiento minucioso porque los efectos secundarios del tratamiento pueden persistir o presentarse meses o años después del mismo.
Consejos genéticos:
Los pacientes con antecedentes familiares de la enfermedad, retinoblastoma bilateral, y aproximadamente un 15 % de los pacientes con retinoblastoma unilateral son portadores de mutaciones en uno de los alelos del gen del retinoblastoma que les predispone a desarrollar el tumor.
Debido a la naturaleza hereditaria del retinoblastoma, se recomienda que todos los hermanos e hijos de pacientes afectos del tumor que se sometan a examen oftalmológico cada 2-4 meses durante los primeros años de vida o hasta que se confirme la ausencia de la mutación genética.
El consejo genético es un aspecto importante en el manejo del retinoblastoma. La clave está en identificar los pacientes afectados por la mutación hereditaria en el gen RB1, ya que desarrollarán el tumor en aproximadamente el 90 % de los casos, y tienen un 50 % de probabilidad de transmitir el gen a su futura descendencia. Algunos aspectos clínicos pueden ayudar a ello. Es el caso de los pacientes con varios tumores en el mismo ojo o que afecta a los dos ojos, así como los que tienen antecedentes familiares de retinoblastoma.
Los estudios moleculares permiten determinar el genotipo de cada uno de los miembros de una familia, permitiendo evaluar el riesgo real de desarrollar la enfermedad. Por tanto, el diagnóstico molecular en pacientes con retinoblastoma y en sus familiares es de inestimable valor, especialmente en lo referente al consejo genético.
Para determinar si un paciente con retinoblastoma tiene una mutación en el gen RB1, se pueden examinar muestras de sangre o del tumor. Una vez identificada la mutación genética del paciente, pueden estudiarse los otros miembros de la familia para detectar directamente la mutación.
Aunque con la tecnología actual un hallazgo positivo confirma la susceptibilidad, un resultado negativo no puede descartarlo de forma absoluta. La ausencia de mutaciones del RB1 detectables en algunos pacientes puede indicar que existen mecanismos subyacentes alternos en la formación del retinoblastoma, como puede ser la participación de algún oncogén.
Es de extrema importancia ayudar a los padres a entender las consecuencias genéticas de cada forma de retinoblastoma y a determinar el riesgo de la enfermedad en los miembros de la familia. El asesoramiento genético, sin embargo, no siempre es fácil de llevar a cabo.
Nistagmus
Se define Nistagmus como un movimiento involuntario, rápido y repetitivo de los ojos. Se trata de una oscilación ocular, normalmente bilateral, es decir, que suele afectar los dos ojos a la vez. Estos movimientos pueden ser de varias formas: rotacionales, verticales u horizontales.
Traumatismos oculares
En los primeros años de vida, la incidencia de traumatismos oculares es prácticamente igual en ambos sexos, pero esta tendencia cambia con una mayor frecuencia en hombres en la población adulta. La mayoría de las lesiones se producen en el hogar o en el colegio.
Más información
Los traumatismos oculares en los niños pequeños suelen producirse en casa, con los juguetes o en la cocina (con aceite, agua hirviendo, productos de limpieza, utensilios de cocina). En niños mayores de 8 años, el deporte es una de las causas más frecuente (hockey, deportes de raqueta, baloncesto, esgrima, squash, artes marciales de contacto y, actualmente, el paint-ball con balas de pintura) . Las lesiones por balas de pintura son, actualmente, el traumatismo ocular más frecuente y más grave relacionado con la práctica del deporte, ya que su diámetro es inferior a 2 cm y consigue velocidades de 90 a 150 metros por segundo. No obstante, en los últimos años la protección ocular en algunos de estos deportes ha reducido el porcentaje de lesiones.
Se han descrito también lesiones oculares por sistemas de airbag (quemaduras, laceraciones, abrasión corneal, hipema, desprendimiento de retina y, incluso, estallido ocular), aunque el efecto protector frente a un accidente mortal tiene mayor peso que el pequeño riesgo asociado.
La mayoría de las lesiones oculares son evitables con los sistemas de protección actuales disponibles. Los pacientes con ambliopía tienen que ser identificados y tienen que tener especial cuidado si practican algún deporte de riesgo, porque la lesión en el ojo útil menguaría su calidad de vida.
Espacio con medidas anti covid-19
MEDIDAS adoptadas por el Instituto Oftalmológico de Cataluña por una mayor seguridad frente al Coronavirus (COVID-19) durante las visitas en nuestro centro:
- Teniendo unas espaciosas salas de espera, hemos reducido el número de visitas y aumentado la distancias entre las sillas a la sala de espera, para mantener la distancia de seguridad.
- Para reducir la coincidencia temporal con otros pacientes se solicita máxima puntualidad.
- Solo se permite 1 acompañante por paciente.
- Pacientes y acompañantes tendrán que llevar mascarilla y se tienen que desinfectar las manos con solución hidroalcohólica a la llegada y salida de la clínica.
- Excepto en el caso de menores de edad o dependientes, a la consulta solo puede pasar la persona que se visita.
- En los despachos extreman las medidas de higiene realizando desinfección de superficies e instrumental entre cada visita, así como varias veces en el día a las salas de espera.